¿Por qué escoger una sesión de 30 minutos?
Muchas personas tienen la idea de que las sesiones de terapia duran cincuenta minutos, incluyen largos silencios y se sale pensativo y apesadumbrado.
Muchos clientes suelen comparar con otras terapias de sesiones que duran una hora o más y se preguntan si dará el mismo resultado. A lo largo de nuestra experiencia hemos podido comprobar que muchos de esos silencios de las sesiones tradicionales se producen porque en ese momento ya no hay que decir.
Aunque parezca que en sesión se habla de muchas cosas, con el tiempo descubres que el tema es el mismo. Demasiadas anécdotas de la infancia, mucho detalle en esto y aquello, hace que el tema principal se diluya. Un poco de urgencia nos recuerda que el tiempo se nos va como agua entre los dedos y cada día quedan menos oportunidades para cambiar.
Los resultados de la terapia no se dan por horas de exposición al terapeuta o porque el terapeuta sea brillante y si el problema es grave en una sesión de varias horas arregla cualquier situación. No, no hacemos amarres, ni limpias, ni te sacamos el muerto. La terapia es un proceso de producción entre dos personas, se establecen acuerdos y se comparte una manera de trabajar a través de la conversación. El resultado de una terapia surge de la suma de sesiones, es más el trabajo que hace el paciente debe realizar entre sesiones que en la sesión misma.
Ese es el sentido de las sesiones breves. El trabajo analítico avanza de manera sostenida, necesitamos tiempo para analizar, elaborar y asimilar lo que surge sesión tras sesión. No podemos tomar todo de una vez. En las sesiones breves el tiempo parece expandirse, se concentra la atención en lo que realmente importa, se aprovecha mejor la energía.
Súper recomendable! Y más en estos tiempos donde cada persona enfrentamos diferentes retos!